BASES PARA UN PLAN HIDROLÓGICO DEL ARCHIPIELAGO DE GALAPAGOS (REPÚBLICA DE ECUADOR)
1994
J.M. Navarro
Durante el año 1991, y como continuación de otras expediciones realizadas en años anteriores, el Museo de la Ciencia y El Hombre de Santa Cruz de Tenerife organizó una nueva expedición al archipiélago ecuatoreño. El objeto era claramente investigador, dirigido por el entonces director del museo, Juan José Bacallado Aránega y abarcaba una amplia investigación biológica y geológica. Durante las visitas anteriores “Checho”, como así llamaban al director, constató la problemática del agua que existía en las tres islas habitadas: San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela, y sugirió que Canarias, al ser islas y volcánicas, con una gran infraestructura de captación de aguas, podría ser capaz de solucionar el problema hídrico de las islas habitadas. Por esta razón, la Dirección General de Aguas del Gobierno de Canarias propuso que en la expedición de 1992, fueran, dentro del elenco de los catorce científicos, José Manuel Navarro Latorre y Carlos Soler Liceras. El trabajo que tras estas líneas se expone es el fruto de ese viaje que duró mes y medio, visitando prácticamente todas las islas del archipiélago y que terminó componiéndose como un Informe Base para un Plan Hidrológico de Galápagos. En él se constata que debido a la elevada permeabilidad del terreno, la abundancia de aguas subterráneas guarda justa correspondencia con la escasez de cursos superficiales continuos y la elevada pluviometría, con lo que se termina concluyendo con la ubicación de sondeos para cada una de las tres citadas islas, como forma más segura, más barata y de mejor calidad para aportar el caudal de agua necesario para la demanda urbana, turística y agrícola de las islas, lo cual constituyó una sorpresa para los científicos del instituto francés Orstom y el Ingala de Ecuador que aun así se decantaron por la implantación de desaladoras.